Uno de los desafíos que dejó la pandemia fue la necesidad de reforzar el papel del presupuesto participativo como herramienta de resiliencia social.
No se puede pensar en un desarrollo urbano sustentable, desde su diseño hasta su implementación, sin una relación fortalecida entre comunidades y gobiernos locales, por lo tanto, cabe recalcar la importancia del presupuesto participativo y la resiliencia social.
El informe de ONU-Hábitat “Innovación y tecnología digital para la reinvención del Presupuesto Participativo como herramienta de resiliencia social”; publicado en 2021, analiza el Presupuesto Participativo como una herramienta flexible, con la capacidad de fortalecer la respuesta de las ciudades en tiempos de crisis.
Por esto, la Maestría en Proyectos para el Desarrollo Urbano de la IBERO forma profesionales que abordan la sustentabilidad de proyectos urbanos; desde una perspectiva multidisciplinaria, a través del pensamiento sistémico y un proceso de diseño integrado.

Políticas resilientes
El Presupuesto participativo, según el informe, proporciona una vía para mejorar la resiliencia social futura; preparación para la respuesta y la recuperación de las ciudades.
Se convierte entonces en un punto de partida para generar puentes de comunicación entre las comunidades y los gobiernos locales; fortaleciendo los modelos de gobernanza inclusiva mediante nuevas vías de participación y diálogo recíproco entre las autoridades y las comunidades.
Según ONU-Hábitat, la resiliencia social se debe analizar desde tres capacidades que las personas e instituciones deben tener:
- Mantener continuidad: La capacidad de hacer frente a amenazas inmediatas.
- Adaptarse positivamente: Aprender de experiencias anteriores, anticipar riesgos futuros y ajustar decisiones de acuerdo a lo anterior.
- Transformarse: Participación activa en procesos de adopción y aplicación de decisiones para el bienestar individual y solidez colectiva.
Digitalización de la participación, el presupuesto participativo y la resiliencia social
La importancia de los procesos participativos y la digitalización ha sido un tema de estudio y análisis; se aborda en diferentes documentos como la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, también en la Nueva Agenda Urbana.

Fue la pandemia de Covid-19 la que aceleró la comunicación entre autoridades locales y gobiernos nacionales para explorar formas innovadoras de hacer frente a esas amenazas desde una perspectiva local y centrados en las personas.
Según la directora ejecutiva de ONU-Hábitat, Maimunah Mohd Sharif, “la pandemia de Covid-19 demuestra que la digitalización tiene el potencial de fortalecer la resiliencia de las ciudades en tiempos de crisis”.
Sumado a esto, el crecimiento del uso de plataformas digitales, aplicaciones móviles y redes sociales, aumentó las posibilidades de que la comunidad sea escuchada y de tener acceso efectivo a servicios que mejoran su calidad de vida.
Sin embargo, el informe advierte que, aunque aumentó la variedad de instrumentos digitales basados en la colaboración colectiva, la resiliencia social requiere de nuevas ideas para hacer más efectiva la interacción entre la comunidad y el gobierno.
Los egresados de la Maestría en Proyectos para el Desarrollo Urbano cuentan con un enfoque amplio para ayudar a enfrentar los desafíos futuros que enfrentan las ciudades desde los sectores públicos y privados.
Pueden participar en proyectos urbanos, desarrollo inmobiliario, diseño urbano, consultorías, políticas públicas, administración y gestión urbana. Además, la IBERO facilita herramientas para favorecer a quienes tienen su propia empresa urbana.